El entrecruzamiento corneal “cross linking” consiste en someter a la córnea a una radiación ultravioleta con el fin de fortalecerla y de frenar la deformación que tiene lugar cuando se padece un queratocono. Así, previamente se aplica riboflavina (vitamina B) para sensibilizar el tejido corneal y evitar que esta radiación afecte a los tejidos oculares más profundos. Finalmente se coloca una lente de contacto
terapéutica.
Este tratamiento está indicado en queratoconos que todavía permiten una buena agudeza visual y que en exámenes sucesivos se ha observado que están progresando. El tratamiento frena la progresión del queratocono, que es la principal causa de realización de trasplante de córnea en personas jóvenes.
El beneficio que se espera conseguir con esta técnica es reforzar la estructura de la córnea para impedir o enlentecer la deformación que provoca el queratocono.
El entrecruzamiento corneal se basa en el aumento de los enlaces moleculares del tejido de colágeno que forma la mayor parte del espesor corneal.
En caso de no realizar este tratamiento y si el queratocono es claramente progresivo, el paciente perderá la visión y finalmente su única alternativa será el trasplante de cornea.
Cualquier intervención quirúrgica comporta algún tipo de riesgo. Aunque se trata de una técnica de una eficacia suficientemente contrastada en un gran número de pacientes, no está exenta de posibles complicaciones, como son:
Pérdida de agudeza visual
Progresión del queratocono
Opacidad de la córnea fruto del proceso de cicatrización, que puede generar una disminución de la agudeza visual
Infección en la córnea (queratitis, abscesos). Requiere tratamiento con antibióticos para evitar que se extienda al interior del ojo