20/03/2024

Realidad virtual: ¿Cómo afecta nuestra visión?

La tecnología de realidad aumentada (AR) ha estado en boca de todos en los últimos meses y ha abierto posibilidades emocionantes tanto para empresas como para consumidores. Desde las experiencias de juego inmersivas hasta las compras virtuales, tiene el potencial de revolucionar la manera en que interactuamos con el mundo que nos rodea. Y esto también genera muchas dudas y temores sobre esta tecnología y cómo nos afecta.

Los móviles, las tabletas y todas las pantallas con las que interactuamos en nuestro día a día… pueden afectar nuestra visión, aunque no hay que generar ninguna alarma social, al menos en lo que respecta a la salud ocular. A medida que más y más personas comienzan a utilizar gafas de AR, surgen más preocupaciones sobre el impacto que tienen.

¿Qué puede provocar el uso de gafas de realidad aumentada?

  • Fatiga ocular: los ojos tienen que combinar constantemente imágenes virtuales y objetos reales, que se encuentran a diferentes distancias físicas. Esto provoca un sobreesfuerzo para los ojos.
  • Blefaritis u ojo seco: La constante exposición a la pantalla de los dispositivos de realidad aumentada puede contribuir al desarrollo de síntomas de blefaritis, ya que cuando miramos pantallas y dispositivos de este tipo parpadeamos menos y esto afecta a la lubricación natural de los ojos.
  • Dolor de cabeza: Los cambios frecuentes entre la visualización de contenido virtual y real pueden llevar a dolores de cabeza y molestias, ya que los músculos oculares se esfuerzan por ajustarse constantemente. También puede provocar picazón, irritación o malestar general.
  • Efectos a largo plazo: Existen preocupaciones sobre los posibles efectos a largo plazo del uso continuado de la realidad aumentada en la salud ocular, especialmente en etapas de crecimiento. Se teme que un uso generalizado de esta tecnología entre los jóvenes pueda aumentar aún más el porcentaje de población miope.

Entonces, ¿qué puedo hacer para prevenir estos problemas? La clave es la moderación y el sentido común. Tal como sucede con cualquier tiempo de uso de pantalla, es importante limitar el tiempo dedicado y hacer pausas frecuentes para descansar la vista. En este sentido, la regla del 20–20–20 puede ser muy útil: cada 20 minutos, hacer una pausa de 20 segundos y mirar algo que esté a 20 pies (unos 6 metros) de distancia.

Como con cualquier nueva tecnología, es importante ser conscientes de los riesgos potenciales y tomar precauciones para proteger nuestra salud. Con un uso adecuado y una buena práctica por parte de los fabricantes, podemos seguir disfrutando de los beneficios de estas tecnologías sin poner en peligro nuestros ojos. Para terminar el artículo de manera positiva, también es importante tener en cuenta que, en unos años, la realidad aumentada podría ofrecer ventajas para ciertos tratamientos oftalmológicos y de terapia visual, que actualmente están en desarrollo.

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